viernes, 6 de octubre de 2017
La Canción de Cazarrabo
Tad Williams
Hola compis lectores, hoy os traigo uno de mis regalos de decimoctavo cumpleaños. No, no es el nuevo teléfono que reconoce tu rostro a las 6:00 a.m. , ni un engranajito para mantenerse entretenido. Se trata de una novela un poco especial.
Una damisela en apuros desaparece, entonces el héroe y su fiel compañero inician una larga búsqueda llena de peripecias para encontrarla... ¿Demasiado típico no? Pero hay un pequeño detalle que aporta toda la originalidad a la historia: nuestros personajes son gatos. pero no estos gatos modernos y antropomorfizados que se dedican a la delincuencia y se atiborran a alucinógenos (como mi personaje de Skyrim). Sino gatos comunes que juegan con ovillos de lana y se pasan el día dormidos (como mi pequeño Mycroft). Pero no son animales simples e incultos, forman una cultura propia basada en un modelo de organización social prácticamente de gerontocracia, y con una mitología con esencial relevancia.
Cabe a destacar particularmente Tangaloor Pies de Fuego, divinidad representativa del ingenio y la inteligencia, con una clara i¡nfluencia en Prometeo. La narración esta decorada con multitud de cuentos de sus hazañas que explican fenómenos naturales como la razón por la que los gatos no nadan.
En la obra se puede apreciar una gran influencia de Tolkien, no solo en la trama y la estructura (muy similar a la de "El Hobbit"), sino que el autor mismo además deja unos leves homenajes como: el felino llamado Trancos que pertenece al primer grupo de aventureros que buscan una solución a las grandes desapariciones(también se puede considerar así a Orejas Puntiagudas, pero se trata de una broma que sólo entendemos los enanos...); junto con Desgarros, una criatura de las profundidades cuyo odio por nuestro héroe le hace enloquecer, y que finalmente mutila a uno de nuestros personajes...
Pero además yo veo una influencia (¿O es ya obsesión?) de Lovecraft en el enemigo de la felinidad. El montículo, las oscuras cavernas con sus esbirros deformes y monstruosos, y la maligna divinidad sobre su trono de muerte y putrefacción, ciega e incapacitada... (olemos desde aquí los hedores de Cthulhu...).
Pese a las grandes influencias literarias que nos muestran un autor culto e intelectual, no es sencillo escribir este tipo de obra. No sólo por la invención de un "canto" felino, si no ademas por tener que encajar una gran trama llena de aventuras con la realidad natural de los gatos. Debo decir que la combinación es perfecta, ya que los gatos son uno de los animales mas complejos y misteriosos que existen. No tiene precio su explicación mitológica de como aparecimos los hombres con el único fin de ser humillados por ellos y servirlos.
Llegamos a la parte del post donde os hablo del desenlace del libro. Pero el desenlace va a ser complicado. Nos encontramos ante un protagonista dividido, por un lado comprometido con la gata en supuesto peligro, y por otro atraído por Sombra, a quien debe la vida. Ya os aviso que no os espera uno de esos finales edulcorados y de violín de Hollywood, todos viven una experiencia traumática, muchos perecen, y los que no, cambian enormemente.
Pero Cazarrabo concluye su búsqueda,en cierto modo. ¿Acaso su viaje no se debía a la búsqueda de su amada? ¿O quizás el verdadero motor de tal viaje era algo más profundo e íntimo? El viaje de Cazarrabo es aquel que nunca acaba. Los gatos no saben latín (lo que es seguro es que no se saben la cuarta declinación, no me la sé yo y se la va a saber Mykey...) si no, conocería el tópico: "Gnosce te ipsum", "Conócete a ti mismo"; que en esta narrativa es totalmente identificado con el "Nombre de Rabo" (otra influencia de Eragon). Cazarrabo habla mucho sobre el destino, pero en ultima instancia fue él quien tomó la decisión. El desenlace de la novela me resulto simplemente impresionante por el libre albedrío que hasta un ser tan pequeño debe disfrutar. Volveré pronto y esta vez con... (Sujetaros las pelucas empolvadas)... ¡Chan!... (Además de los monóculos)... ¡Chan!... (Y soltad la copa de Freixenet).....¡Chan!...¡Baudelaire!
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